Plata Ley 927
En aquellos momentos de nuestra vida en los que no sentimos el amor de Dios, lo más beneficioso para nosotros es reflexionar sobre la crucifixión de Jesús y todas las heridas que sufrió por su amor hacia nosotros. Nos refresca la memoria sobre el gran dolor que soportó Jesús y la profundidad de su amor.
Una forma de entrar la Pasión de Jesús es reflexionar sobre las
heridas que sufrió y la sangre que derramó debido a ellas. Esto se trata
de una antigua devoción en la Iglesia, una que tiene sus orígenes en el
Nuevo Testamento. Por ejemplo, en la Primera Carta de san Juan leemos:
“Pero si caminamos en la luz, como él mismo está en la luz, estamos en
comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de
todo pecado” (1 Juan 1,7)